Pues aquel que quiera hacerlo ya que es importante la voluntariedad y la motivación. No obstante, nuestra formación de base es la terapia familiar sistémica, ¿qué quiere decir esto?: entendemos que no vivimos encerrados en burbujas sino en relación constante con otras personas, y estas relaciones tienen mucho que ver con nuestro grado de bienestar o malestar, de forma que hay que valorar el mundo de relaciones de la persona, que influye y es influido por otros. A lo mejor tú te estarás preguntando, ¿y si mi hijo o mi pareja no quiere venir? Desde este punto de vista, entendemos que podemos trabajar con alguien que no desea acudir a terapia a través de sus familiares ya que si ellos cambian, si cambia la relación, todo cambia

No. Y la diferencia básica es que uno puede recetar y otro no. Ambos somos profesionales relacionados con la salud mental, el psiquiatra ha estudiado medicina y se apoya en la medicación como forma de aliviar el malestar, mientras que en Psicología trabajamos desde las emociones, los pensamientos y la conducta y no recetamos medicinas. Actualmente no es extraño que ambos profesionales trabajen en colaboración.

Puede ocurrir que la primera vez que te planteas ir al psicólogo/a te surjan ciertos miedos o temores ante aquello que no conoces, máxime cuando el material con el que trabajamos suele incluir emociones y vivencias personales y delicadas. Para que quede claro, qué es aquello que no hacemos los psicólogos/as: no leemos la mente a nadie, no buceamos en ningún pasado si uno no quiere ni juzgamos. Lo que sí hacemos es intentar aportar desde un clima de respeto soluciones y claridad a aquello que te preocupa.

Nosotros manejamos dos ideas cuando empezamos a trabajar con una persona. Por un lado, que puedas tener todas las entrevistas necesarias y que estas sean las menos posibles, y por otro, que las entrevistas se vayan espaciando a medida que la situación va mejorando hasta llegar al momento de cerrar y despedirnos. Es decir, no pensamos en un número cerrado de sesiones ni en una periodicidad concreta, sino que está más en función de la evolución y las necesidades de cada persona de forma que una situación puede resolverse en cuatro entrevistas mientras que otra requerirá más tiempo

Por suerte, la idea de que solo los locos van al psicólogo se va desterrando progresivamente de nuestras mentes. Realmente hay multitud de motivos por los que uno puede decidir ir al psicólogo/a: para resolver cosas concretas que te hacen sufrir y que quieres mejorar, como una opción de crecimiento personal o para orientaciones más puntuales. El cuándo, pensamos que cuanto antes mejor, de forma que lo que te está causando malestar desaparezca lo más pronto posible.



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